Tuesday, April 19, 2016

Traductor de Personas

Cuando tenemos alguna conversación, millones de pensamientos pasan por nuestra mente. Esto lo puedo explicar con la siguiente historia…Sucedió que precisamente estaba teniendo una conversación con alguien, cuando de pronto tuve un déjà-vu, y fue entonces que una pregunta apareció en mi mente: ¿cómo se puede entender a una persona?… cómo entenderla, respecto a su forma de proceder, reaccionar, comportarse y dirigirse tanto a uno mismo, como a otros. 

Pasaron algunos minutos, cuando la respuesta llegó al instante y reflexioné: “No hay que entender a las personas, simplemente hay que aceptarlas, quererlas”…

Nos pasamos la vida queriendo descifrar el comportamiento de los demás y el porqué de sus reacciones para con nosotros… Tratando de averiguar la razón por la cual esa persona hizo esto ó aquello… 

Directa o indirectamente, esto nos lleva a un desgaste emocional, el cual sólo estamos alimentando… Adicionalmente estamos haciendo crecer nuestras dudas, temores y miedos… Eso precisamente es un indicador de la inseguridad que yace en nosotros. Proyecta el miedo que tenemos a descubrir una verdad creada por nosotros, la cual, a final de cuentas va a herir nuestros sentimientos… Todo eso porque: “Es más sencillo pensar mal y auto flagelarnos, que pensar positivamente y hacernos sentir en paz”.

Como si eso no fuese suficiente, después, intentamos justificar todas esas reacciones de aquellas personas para con nosotros con mil y una excusas con el único motivo de tratar de entenderles… Hacemos una extensa película al respecto y algo que puede resultar tan pequeño, lo maximizamos a toda la potencia posible.

Fue entonces que una palabra irrumpió mi mente: “confianza”). Como lo he dicho, no hay razón para tratar de descubrir la “razón de”, simplemente hay que aceptar a las personas tal y cual son. Sin buscar o justificar el porqué de sus actos y reacciones… 

Al aceptar a la persona realmente y confiar en ella, conseguimos entenderla… Sin embargo, no se puede “entender” para poder “aceptar”, (no son matemáticas)… 

Sería muy cómodo y conveniente para todos hacerlo de esa manera, ya que así no tendríamos nada que perder, e iríamos a la segura: “Si entiendo, entonces acepto…”. ¿Acaso no suena todo esto un tanto egoísta?

Podríamos cambiar esa condición por esta simple afirmación: “Te acepto tal cual eres”, y si aún queremos encontrar una razón para dicha sentencia se me ocurre lo siguiente: “porque confío en ti…”

De esta forma, si aquella persona en algún momento traiciona esa confianza, nos habremos dado cuenta de que quizás no era la persona indicada, y seguiremos felizmente nuestro camino… No obstante, en la opción contraria, estaríamos negándonos a nosotros mismos la única e irrepetible oportunidad de confiar en alguien que podría merecer la pena y de igual forma, estaríamos bloqueando nuestro derecho de mostrar nuestra esencia pura y sincera para con la otra persona… 


Entonces… A confiar…con el corazón en la mano…

Roberto Bahena

No comments:

Post a Comment